De apatías solemnes.
Nos comienza a seducir el silencio de tal forma
que el empeño y la voz marchan sin Norte.
Ni siquiera nos preocupa la fatiga.
Ya no luce sus mejores galas
aquel descaro joven y suicida
en este abúlico desfile de intenciones.
I.S.M.
siempre nos quedará el vaho del aliento.
ResponderEliminarAlgo es algo, mi querido poeta.
ResponderEliminar