Hay un olvido insepulto en este entramado
natural de sueños, una cuenta pendiente con la tarde, una bombilla encendida en la memoria, una huella de silencio irremediable.
miércoles, 14 de septiembre de 2016
AGOTADOR. !!Cuán difícil hilvanar los apremios tangibles con el alma!! cuan ardua la labor de unir los copos de esta nieve, intratable, blanquecina, como cal de huesos que es el tiempo. Cuán espinosa la vereda que se empeña en apartarte los ojos de ambos lados, allí las cruces de tus muertos, tus pecados, tu inocencia perdida, tus quimeras, aquí tu sed, tu hambre, el puño en alto, tu lucha, tus errores, tu conciencia. Cuán laborioso esto de olvidar, y de olvidar que olvidas mientras andas con el tic tac del reloj en los talones, el mentón y la sonrisa retadores, los deberes al día y las palabras. Y la memoria a reventar y tantas ganas, y las ganas sin voz y tantas cosas. I.S.M.
TE ESCRIBO Y NO LO SABES.
Escribirte hoy, como podía haber hecho otro día cualquiera, escribirte como te escribo a veces, para que no me leas, para poder llamarte de mil formas sin que te escandalices como cuando se me ocurre llamarte "latido de mis sienes" o según mis hormonas "de mis centros" o "mi delicioso numen enigmático" o "mi paranoica sensación". Te verso, locamente y a mares, cuando soy y me eres, y te escribo, y te escribo y te borro y no lo sabes. I.S.M.
Y marchó a lamentarse a su mundo de holgura, a añorar entre rimas de confort y quimeras, a hacer lo que hacen los que no aman del todo. Se dedicó a enviarle Poesía, millones de poemas, que hablaban de pájaros libres y de alas. I.S.M.
Intentaré desdecirme de los tacos vertidos y del corte de manga a esta ciudad que grita, no insistiré en patear las marquesinas ni echaré a los gatos del tejado. Me tacharán de indignada y eso acaso, sea un adjetivo infantil en este "affter" a lo bestia, que es tu ausencia, en estas horas, en que puta la falta que me haces. A lo más, le blasfemo a una farola. I.S.M.
Por entonces nos quedábamos las horas colgados de nuestras pupilas, arrasándonos la vida por los ojos, como si nuestras miradas fuesen dedos que pudiesen llegarnos hasta el alma y acariciarla toda, sin medida. I.S.M.
Sorprendió el primer escalofrío a través de la espalda, como un cuchillo de nata rasgando la ternura. Al alba, un estallido de besos en la nuca, sobresalto de lumbre y abandono. la Tierra entera en cada bocanada. No quise preguntar, no abrí los ojos. Sobre el asfalto de piel, las caricias abrieron paso a la Vida, entre las dudas. Era al alba, no supe si dormía, y no quise preguntar, no abrí los ojos.
Nos comienza a seducir el silencio de tal forma que el empeño y la voz marchan sin Norte. Ni siquiera nos preocupa la fatiga. Ya no luce sus mejores galas aquel descaro joven y suicida en este abúlico desfile de intenciones. I.S.M.
Hoy que terminan las festividades dejo a la niña dormida y regreso, a la cotidiana batalla de cemento. Escalando la ordinaria colina de esta inquietante madrurez prometo /mientras caen los restos de confeti/ volver de puntillas cuando pueda, a vigilar su sueño. Un ramito de inocencia en el bolsillo hasta el próximo Enero. I.S.M.
Como explicarte amor que cada cosa que ocurre, repercute. Que toda acción su reacción obtiene. Como aquella vez que me besaste tan dulcemente en los hombros y al instante, una estrella fugaz surcó los cielos. ¿Y no recuerdas acaso la tarde en que me empeñe en contarte los lunares? Llovió entonces con tanta fuerza que las gotas amotinadas formaron nuevos mares, no paró de diluviar hasta que tuve de tu piel el recuento numerado. Y de pronto salió el Sol. ¿Lo has olvidado? I.S.M.
¿Que importaban en los ágapes de estío el crepitar ajeno de sus ascuas? Cuando el calor templaba sin mesura, cuando el verano te fiaba besos sin reparar en gastos. ¿A quién concernía entonces aquel Junio de préstamos y dádivas? ¿A quién su foránea entrega? si despejaba la nieve de las cepas en un festín de ramas encorvadas. Como quién mira al cielo, bostezando al rubor, de gozo ebrio, nunca pensó el Almendro en el mañana. I.S.M.
-Dos cosas- dijo con ese aire grave que tanto le gustaba. -No fumes más- (un taco) -es el motivo de que me marche ahora, y sepas que te amé, con avaricia- Sentí más que dolor, el peso denso y cíclico de una vida tan breve como intensa, la insolencia de una muerte odiosa y presta. En su apagarse, los últimos coletazos de agrio humor. Jugando a Sócrates, marchó, no sin antes tentarme, -¿Un sorbo de cicuta, compañera?- Reí, hube de hacerlo, tal vez lo provocó, no era hombre de puntadas sin hilo y sabía de mi debilidad por su ingenio. Solo dije - Gracias y hasta pronto- Nunca fuimos proclives a los besos. Han pasado los años y hoy te nombro, entre el humo del cigarro y este Enero. I.S.M.
Hay una cierta y morbosa satisfacción oculta cuando la frustración hace callo y consolida. Tras el rayo, la luz duerme en la roca fragmentada y en sus filos, escarpada su cama. Tras su boca de siglos, infinita y lejana, un regusto a imposibles que redime y robustece el alma. Tras la lluvia, arcoiris, tras la tormenta, calma.
I.S.M.
En esas tardes lluviosas de fina melodía voy tras tus versos. A tus acordes, lenta, peregrina. Tú, magia de Enero diseminas, oro, mirra e incienso en cada gota. I.S.M.