miércoles, 30 de diciembre de 2015

De vez en cuando, un vuelo.

Colgada de la vieja lámpara de bronce
que reina en mi salón.
!Tan alto el techo!
Indulgente me permite divisarlo casi todo.
Ebria de perspectivas me propulso
y achicando los ojos, veo y veo.
Menudo el sofá, chica la mesa,
tan minúsculo el estante que mis libros
apenas son puntitos en sus baldas.
Oscilo, me embriaga el balancéo.
En la escasa ventana, el visillo
al viento es un pañuelo, veo y veo.
No consigo ubicarte en ningún sitio
aunque me esfuerce. 
Me dispersan, los ojos de mi gato,
diminutos, brillando como lámparas de aceite.


I.S.M.




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